El lavado de manos correcto te protege de contraer la COVID-19, aunque conviene tener un gel o líquido desinfectante, por si necesitas salir de casa y sabes que no tendrás cerca un baño donde lavártelas. De hecho, se ha convertido en uno de los productos de higiene más demandados en los comercios para evitar contagiarse del coronavirus SARS-CoV-2. Ya antes de que se decretara el estado de alarma, los establecimientos que disponían de ellos los vendían a cuenta gotas y hasta en muchas farmacias reconocían que se quedaban sin ellos en pocas horas, por no decir minutos. Ante esta situación bastantes ciudadanos se han planteado dedicar parte de su tiempo de la cuarentena en casa a fabricar sus propios geles desinfectantes.
Una práctica del todo irresponsable.
El principal riesgo de los desinfectantes de manos caseros, apuntan desde la AEDV, es que se usen para su producción fórmulas que no tienen una eficacia probada. Y ponen como ejemplo recetas de Internet sobre geles que contienen “productos de herboristerías como aceites esenciales que tienen una eficacia dudosa y que, en algunos casos, podría originar alguna reacción alérgica”.
Pero, en el caso de que sean válidas, como la de la OMS o este preparado de un farmacéutico de Cádiz, los problemas son otros si no se hacen de modo correcto, algo muy probable en manos de personas inexpertas e imprudentes, pues no son recetas caseras, sino para profesionales:
Se basan en sustancias que, mal manipuladas sin medidas de protección adecuadas y sin conocimientos científicos suficientes, pueden resultar peligrosas. Irritantes e incluso inflamables, en el caso del alcohol y el etanol. “Los alcoholes deshidratan nuestra piel, por lo que su uso continuado en formulaciones que carecen de emolientes o humectantes acaba dañando la piel”, recuerda Antonio Blanes. El peróxido de hidrógeno puede causar quemaduras en piel, mucosas y ojos.
Y el glicerol también es inflamable, untuoso y mancha mucho.
Para su producción, además de estos reactivos químicos, se necesitan utensilios de medida de precisión (pipetas, probetas, balanzas…) que no se pueden comprar con facilidad. Y menos en estos momentos, cuando hasta los productos básicos (alcohol, botellitas) escasean. Así que lo más sensato y responsable es dejar estos temas en manos de profesionales.
Ni se te ocurra probar con metanol, pues es altamente tóxico. Y ni uses la Thermomix para pesar los componentes. Un pequeño margen de error puede ser clave.
La fabricación de estos geles requiere de unas condiciones de higiene que no se pueden asegurar en nuestras cocinas, por lo que podríamos obtener como resultado un gel contaminado con bacterias y, lo que es peor, sin que nos hayamos percatado de ello. En un laboratorio, en cambio, las condiciones de limpieza y los controles de calidad sí que garantizan un producto seguro.
¿Quién te asegura su eficacia? “Lo más probable —sostiene Blanes— es que resulte ineficaz contra el coronavirus, pues las concentraciones a las que figuren los ingredientes son fundamentales, además de que en una mezcla casera no se podría garantizar su homogeneidad y, por tanto, su dosificación equilibrada”.
Y si algo sale mal ¿a quién reclamar? Los productos comerciales al menos tienen un servicio de asistencia.